Las partituras de violín solo del Bach siguen asustando a muchos violinistas, sin embargo, la española Lina Tur Bonet ha deleitado a todos con sus hermosas interpretaciones de las sonatas del músico alemán en la Iglesia de Santa Cruz de la Serós.
Nadie puede decir que tocar el violín es sencillo, pues aprender a dominarlo por completo requiere de años de dedicación casi exclusiva y horas de prácticas interminables. Sin embargo, el resultado final de una pieza musical es tan hermoso que los violinistas jamás sienten que su esfuerzo fue en vano, pues son creadores de las más armoniosas melodías y responsables de seguir dándoles vida a sinfonías escritas hace siglos por los más grandes genios de la música.
Lina Tur Bonet es una de esas violinistas que, con su disciplina, ha logrado interpretar con soltura y fluidez cientos de sinfonías pertenecientes a los músicos de mayor renombre de la historia e incluso aquellas sonatas que causan el nerviosismo de muchos violinistas han pasado por las manos de Lina, quien se ha encargado de tocarlas casi a la perfección de sus compositores originales.
Lina: un prodigio del violín
A pesar de que, en la actualidad, es conocida en todas partes del mundo y es considerada una eminencia musical por parte de los más altos grupos de violinistas en Europa, esta mujer es ibicenca de nacimiento y España fue el primer país que se deleitó con su arte desde que era una pequeña.
A la edad de tres años, Lina empezó a recibir sus primeras clases musicales y de danza gracias a su padre, Antonio Tur, quien siempre apoyó a su hija en el desarrollo de sus talentos. Lina demostró, desde temprana edad, que no es necesario tener el mejor violín del momento (Si pulsas aquí, encuentras varios productos para elegir), sino poseer un gran talento y perseverancia, pues sus dotes artísticas le hicieron merecedora de becas que la llevaron a las mejores universidades europeas.
Su formación está marcada por diversos artistas que la ayudaron a destacarse y, de esa manera, logró obtener las mejores calificaciones. En la actualidad, se dedica a dirigir su agrupación musical, a hacer giras, impartir lecciones magistrales de violín y a mostrarles a todos su arte en distintas presentaciones.
A pesar de haber interpretado más de 400 años de historia musical con diversos instrumentos y de múltiples compositores, Lina Tur Bonet siempre ha sentido una gran afinidad con Johann Sebastian Bach y, por esa razón, personas de diversas partes del mundo se agrupan al oír que esta mujer, nuevamente, interpretará alguna de sus sonatas.
Obras para violín solo
Las Sonatas y Partitas de Bach para violín solo siguen dando de qué hablar, a pesar de que ya han pasado aproximadamente 300 años desde su composición. Sin bajo continuo y sin nada que acompañe el sonido del violín, estas obras fueron revolucionarias y podrían considerarse una de las razones por las cuales el violín logró, después de ser marginado, el protagonismo que hoy goza en las orquestas.
Bach demostró haciendo sonar las cuatro voces del violín con suma naturalidad, un hito casi imposible, que el instrumento no necesita de nada más. Aunque muchos violinistas han fallado intentando repetir esta hazaña, pues es extremadamente difícil hacer sonar más de dos cuerdas al mismo tiempo de forma natural, Lina Tur Bonet ha logrado sorprender a todos con su brillante interpretación.
Lina Bonet, sola junto a las partituras
La Iglesia del Monasterio de Santa María de Santa Cruz de la Serós, con su estructura arquitectónica del siglo XI, fue el lugar en el que se llevó a cabo esta magnífica ejecución de las piezas musicales. Las melodías de la Partita núm. 1 y la Sonata núm. 2 han inundado el recinto y, para no modificar en lo absoluto la creación de Bach, Lina decidió limitar los adornos y repetir exactamente la composición del músico, algo inusual para los violinistas que intentan interpretar sus partituras.
Los lentos y rápidos de cada pieza fueron interpretados con la misma precisión, aunque, debido a esto, los lentos se sintieron un poco menos atrapantes debido a la fidelidad de la ejecución de la austeridad de Bach. No obstante, la audiencia logró seguir el ascenso constante de Lina Tur Bonet hasta llegar a las secciones más rápidas, casi imposibles de seguir por muchos violinistas, pero con un sonido fluido y espléndido en las manos de Lina, que no careció de atención a cada detalle, debido a los movimientos característicos de esta dotada violinista.
La parte más extensiva de la presentación contó con las piezas de la Double de la Corrente, el Tempo di Borea y la Sarabande. Esta última fue la única interpretación con algunos cambios ligeros de adorno a las melodías. A medida que se acercaba la Partita núm. 2 y el final del espectáculo, la violinista se notó más relajada y más fluida. Después de finalizar, los aplausos no tardaron en llegar de parte de los presentes.
A pesar de contar con un misterioso violín anónimo del siglo XVII, el instrumento elegido para interpretar este difícil repertorio fue su violín Dom Nicolo Amati, de Bologna, específicamente del año 1740. La violinista ha hecho saber que, dependiendo de los requerimientos de la sonata, la elección cambia entre un violín y otro. Para esta presentación decidió usar el Don Nicolo y la reacción del público hacia su interpretación de Bach es buen indicio de que su decisión fue acertada.
Festival Internacional en el Camino de Santiago
Lina logró dar una interpretación a la altura de este festival que, por 27 años seguidos, ha logrado llevar música clásica interpretada por los artistas más renombrados y talentosos en la actualidad como, en este caso, lo ha sido Lina.
Aunque la música moderna ha desplazado, en cierta forma, a las sinfonías antiguas, estas todavía logran hacerse lugar en diferentes espacios culturales como este y, aunque Lina Tur Bonet esté encargándose de llevar los melodiosos y armónicos sonidos del violín por todo el mundo, seguramente Santiago de Compostela logrará contar con su presencia una vez más en el próximo festival.